Intervenciones
Prótesis Total de Cadera
El desgaste de la CADERA suele asociarse con una disminución de los rangos articulares (rigidez) y, sobre todo, con dolor. Clínicamente, esto se manifiesta por una cojera, dificultad para calzarse y realizar la higiene personal.

Hallux Rigidus
El hallux rigidus es el nombre dado a la artrosis primaria de la primera articulación metatarsofalángica, así como entre la cabeza del primer metatarsiano y sus sesamoideos.
Hallux Valgus
La deformidad más común es el HALLUX VALGUS (comúnmente llamado "juanete"). Afecta al primer radio del pie, donde las falanges están desviadas hacia afuera y el primer metatarsiano (el hueso largo del borde interno del pie) está desviado hacia adentro.
Cadera
El desgaste de la cadera suele ir acompañado de una reducción de la amplitud articular (rigidez) y, sobre todo, de dolor.
Rodilla
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Prótesis Total de Cadera
En breve
La cirugía de cadera consiste en sustituir la articulación desgastada por una prótesis total para aliviar el dolor asociado a la coxartrosis y recuperar la movilidad normal.
Causas
El desgaste natural de la articulación (artrosis), los traumatismos o las anomalías congénitas pueden provocar una rigidez y un dolor importantes, que hacen necesaria la intervención quirúrgica.
Intervención
La operación se realiza bajo anestesia y la prótesis sustituye las partes femoral y acetabular de la cadera. La elección de la prótesis depende de la calidad del hueso y del grado de desgaste.
Recuperación
Desde el día de la operación, podrá caminar con bastones. La recuperación completa tarda unos meses, con una vuelta gradual a la vida normal y la reanudación de las actividades deportivas al cabo de 3 meses.
Cadera
¿De qué se trata?
Su cadera está deformada o desgastada (lo que se denomina coxartrosis) y es necesario sustituirla. La cadera se sustituye en su totalidad, es decir, tanto la parte femoral como la acetabular (la parte de la pelvis que se articula con el fémur).
El desgaste de la cadera suele ir acompañado de una reducción de la amplitud articular (rigidez) y, sobre todo, de dolor. Clínicamente, esto se manifiesta con cojera, dificultad para calzarse y para ir al baño. A veces es necesario utilizar un bastón para aliviar el dolor y mantener la independencia al caminar.
En el caso de lo que se conoce como desgaste infrarradiológico, es decir, un desgaste no visible o sólo ligeramente visible en las radiografías, la cirugía puede estar indicada tras el fracaso de diversos tratamientos médicos, como la prueba del tiempo, los analgésicos o las infiltraciones. Una resonancia magnética o un TAC confirman entonces el diagnóstico de artrosis.
El objetivo de la operación es, por tanto, detener los fenómenos de rigidez y deformación, e incluso restablecer el eje funcional de la rodilla. La reducción, o incluso la desaparición, del dolor suele ser el principal objetivo que motiva a los pacientes a someterse a una intervención quirúrgica.
Intervención
La operación se realiza en el hospital, en el quirófano, bajo anestesia general o anestesia raquídea, es decir, una inyección en la espalda que duerme sólo los miembros inferiores. La ventaja de este último método es que el paciente permanece consciente y, por tanto, se ve menos afectado por las consecuencias de una anestesia general, que a veces puede provocar náuseas, vómitos o una ralentización de las funciones superiores durante unas horas. La desventaja de la anestesia raquídea es que el paciente tiene que participar pasivamente en la operación, lo que a algunos puede parecerles ruidoso.
Se le coloca en el lado opuesto a la cadera que se va a operar. Se practica una incisión anterolateral que permite acceder a la articulación de la cadera. Utilizando herramientas para exponer la articulación operada, se reseca la cabeza femoral y se prepara el interior del hueso para darle la forma de la prótesis. El acetábulo se prepara utilizando fresas circulares motorizadas, para mantener la esfericidad natural de este hueso tan especial.
El principio de la operación consiste en cortar el cartílago desgastado que recubre el hueso femoral y acetabular y sustituirlo por superficies sólidas, respetando la anatomía local.
Existen prótesis cementadas, no cementadas o mixtas, cuya elección se guía por la calidad de su hueso, su forma y el nivel de desgaste. El par de fricción (lo que se mueve en la prótesis) también varía en función de los hábitos del cirujano, pero también de la evolución de los conocimientos científicos. En resumen, existen parejas denominadas duro-duras (metal contra metal, abandonado o cerámica contra cerámica) o denominadas duro-blandas (metal o cerámica contra polietileno).
Los tejidos blandos, es decir, los vasos, nervios, ligamentos, músculos y tendones que rodean la articulación de la cadera, se respetan durante toda la operación; sólo se modifica la articulación.
Al final de la operación, se inyecta un anestésico en los tejidos sinovial y capsular para optimizar el alivio inmediato del dolor postoperatorio. La piel se cierra con grapas y se aplica un vendaje de presión durante 24 horas.
Hospitalización
El día de la operación, que suele ser por la mañana, podrá levantarse por primera vez por la tarde. La mayor parte del tiempo podrá caminar solo, con la ayuda de un par de bastones y acompañado por un cuidador.
El primer día, la analgesia general (a través de las venas) y la analgesia local (anestésico inyectado en la cadera al final de la operación) le permiten pasar las primeras 24 horas casi totalmente indoloro. Después, el hematoma postoperatorio se instala progresivamente y la tensión en el miembro inferior operado contribuye al dolor, que sin embargo debe seguir siendo moderado. El control del dolor es uno de los criterios para el alta.
Al día siguiente de la operación, el fisioterapeuta y el personal de enfermería del servicio evaluarán su autonomía. Se utilizarán varios criterios para validar su regreso a casa. Los principales criterios son el control del dolor y de la hemorragia, la independencia para lavarse y vestirse y la capacidad para utilizar las escaleras. Puede ser dado de alta el primer día del postoperatorio, pero por término medio en 48 horas. Tiene la opción de quedarse más tiempo si no se siente preparado para irse a casa. La duración de su estancia en el hospital se discute caso por caso entre usted y su cirujano, pero se ha demostrado que cuanto más corta sea su estancia, menor será el riesgo de que desarrolle una complicación.
A lo largo de su estancia en el hospital, seguirá un protocolo denominado Recuperación Rápida, establecido en el departamento, cuyo objetivo es permitirle volver a su autonomía de forma participativa. Esta recuperación se basa en la motivación, que comienza en la fase preoperatoria y conduce a una recuperación voluntaria y sin complicaciones. La bipedestación postoperatoria inmediata reduce las complicaciones asociadas al reposo en cama, como los trastornos digestivos, urinarios, del apetito y del sueño, así como el riesgo de flebitis. Se ha demostrado que una reincorporación rápida a la vida cotidiana conlleva una reducción estadísticamente demostrada de las complicaciones médicas, en particular las relacionadas con la flebitis y, por tanto, con la aparición de una embolia pulmonar, que es la complicación más temida después de cualquier intervención quirúrgica en los miembros inferiores.
La vuelta a casa es esencial para reducir la tasa de complicaciones. Se ha demostrado que cuanto mayor es el paciente, antes puede volver a casa. La hospitalización postoperatoria como cura se está convirtiendo en la excepción y no en la regla, y sólo debe proponerse en situaciones en las que la autonomía del paciente ya era muy limitada antes de la operación, en una persona que vive sola, con poco apoyo y con defectos o enfermedades asociadas.
Tras la hospitalización
Cuando vuelva a casa, se le enseñará a cambiar el apósito usted mismo. Este apósito es impermeable y le permite lavarse sin protección adicional. Las grapas se retiran el decimoctavo día del postoperatorio por una enfermera a domicilio o por su médico de cabecera. Los hematomas postoperatorios se hacen permanentes hacia el 8º día postoperatorio. A veces pueden ser impresionantes, haciendo que los tejidos de la piel se vuelvan extremadamente tensos y, en casos extremos, provocando la aparición de flictenas (grandes ampollas) en la piel. Este hematoma no debe preocuparle; es normal y necesario para la cicatrización. Mientras no vaya acompañado de un dolor insoportable, a pesar de los analgésicos, o de una parálisis de la extremidad, se debe continuar con la autoeducación y la marcha. Si no es así, debe ponerse en contacto con su cirujano o médico de cabecera para comentar sus preocupaciones.
Tendrá derecho a un apoyo total inmediato, al amparo de un par de bastones durante el primer mes. Las tareas cotidianas deben poder realizarse en cuanto vuelva a casa. Es posible salir de casa.
Se recomienda no conducir durante el primer mes, como se ha explicado anteriormente.
Los tratamientos médicos deben tomarse según lo prescrito en las recetas de alta. El primer control postoperatorio tiene lugar entre el segundo y el tercer mes, pero se adaptará en función de cada caso.
La vuelta a las actividades de ocio es posible entre el 2º y el 3º mes, y a las actividades deportivas después del 3º mes, aunque esta vuelta debe ser gradual y el nivel preoperatorio no se recupera inmediatamente.
La reincorporación al trabajo dura entre 1 y 4 meses, dependiendo de si el trabajo es sedentario y requiere pocos desplazamientos en coche, o implica un trabajo físico intenso y de pie.
Desarrollo a largo plazo
En situaciones ideales, una prótesis total de cadera significa que el paciente no tiene que volver a someterse a una intervención quirúrgica.
La prótesis puede durar tanto como el paciente, si se hace un uso racional de la cadera. Se trata de piezas de desgaste, como en ingeniería mecánica. Por ello, el exceso de peso (obesidad), el transporte de cargas pesadas y una actividad deportiva intensa pueden contribuir a reducir la vida útil del implante. En general, se acepta que la vida media es de 15 años. Sin embargo, esta media aumenta si no se producen las complicaciones antes mencionadas.
Un estilo de vida saludable es esencial para la longevidad de los implantes.
Su cirujano le hará un seguimiento radioclínico, al principio anualmente y después con más frecuencia. Fuera de estos periodos programados, debe consultar a su cirujano si nota algún cambio en la sensación o el funcionamiento de la cadera.
Posibles complicaciones
Infección
Flebitis
Fractura
Luxación
desigualdad de extremidades
Rigidez articular
Otros
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